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La conexión entre salud dental, nutrición y bienestar general

La conexión entre salud dental, nutrición y bienestar general

Estructura de los dientes

La estructura de los dientes es fundamental para comprender la importancia de una correcta nutrición y cuidado dental, cada estructura dental tiene una función específica y es fundamental para el bienestar general del individuo. Empecemos por la corona, la parte visible del elemento dental que emerge de la encía. La corona está recubierta por una capa de esmalte, la sustancia más dura del cuerpo humano, compuesta por un 96% de sales minerales. El esmalte dental tiene la tarea de proteger el diente de agresiones externas, como la masticación, la presión, el calor, el frío y agentes químicos presentes en alimentos o bebidas. A pesar de su dureza, el esmalte puede verse dañado por malas dietas, conductas incorrectas como el bruxismo (rechinar los dientes) o una mala higiene bucal. Debajo del esmalte encontramos la dentina, una estructura calcificada menos dura que el esmalte pero más resistente que el hueso. Además de ser una barrera secundaria a la propagación de bacterias, la dentina es responsable de la percepción del dolor en caso de caries profundas. De hecho, estos últimos, si no se tratan a tiempo, pueden erosionar el esmalte y llegar a la dentina, provocando un dolor intenso. La raíz del diente, esa parte invisible que se encuentra incrustada en el hueso, está recubierta por un tejido llamado cemento. El cemento dental es un tejido conectivo mineralizado que rodea las raíces de los dientes y permite la adhesión de las fibras del periodonto, proporcionando un anclaje firme del diente al hueso. En el interior del diente, tanto de corona como de raíz, encontramos finalmente la pulpa. La pulpa dental es un tejido blando, compuesto por nervios y vasos sanguíneos, y es la parte más interna del diente. Aporta nutrientes al diente y regula su temperatura a través del flujo sanguíneo. Cuando la pulpa se daña por caries profunda o traumatismo, puede generar inflamación (pulpitis) o necrosis, lo que requiere intervenciones de endodoncia. Recordemos pues lo importante que es proteger y mantener sanas estas estructuras dentales, no sólo por una cuestión de estética, sino sobre todo para favorecer un correcto proceso de masticación de los alimentos, una correcta fonética y el bienestar bucal general.

Dientes y Salud

“Dientes y salud” es un tema que merece mucha atención cuando hablamos de nutrición y salud general. Los dientes no sólo aportan belleza a nuestra sonrisa, sino que desempeñan un papel crucial en el proceso digestivo, empezando por la acción mecánica de la masticación, necesaria para romper los alimentos en menos partes, facilitando así el complejo proceso de digestión. Masticar correctamente es una acción que va mucho más allá de simplemente picar los alimentos: estimula la salivación, activando así las primeras fases de la digestión enzimática. Sumado a esto, juega un papel fundamental en el mantenimiento de una postura correcta; de hecho, una correcta alineación dental puede prevenir dolores de cabeza, de cuello y de espalda. No menos importante es la función protectora de la cavidad bucal: los dientes, como todo el entorno bucal, tienen un papel sumamente importante a la hora de defendernos de las infecciones, tanto locales como sistémicas. La integridad de los dientes y las encías constituye una barrera física contra las bacterias que, en caso de lesión, podrían acceder a nuestro organismo provocando infecciones. Los problemas dentales, como las caries, son, por tanto, mucho más que simples trastornos estéticos. Una caries descuidada, por ejemplo, podría convertirse en un absceso, una acumulación de pus que puede dar lugar a infecciones graves. Si no se trata, esta infección puede propagarse por el cuerpo a través del torrente sanguíneo y provocar sepsis, una afección potencialmente mortal. El sistema dental está conectado a nuestro cuerpo mucho más de lo que pensamos, por lo que es fundamental cuidarlo constantemente. La salud de tus dientes, por tanto, está estrechamente ligada a la de tu cuerpo en su conjunto. Comer correctamente, evitar alimentos excesivamente azucarados que favorecen la formación de caries y mantener una buena higiene bucal cepillándose los dientes al menos dos veces al día y utilizando hilo dental, son hábitos que no sólo preservan el bienestar de nuestra boca, sino que influyen positivamente salud en general. Los dientes sanos, de hecho, contribuyen a la buena salud, a la prevención de diversas patologías y a una mejor calidad de vida.

Ácidos y bacterias

En el apartado 'Ácidos y Bacterias' destacamos la conexión entre dieta y salud dental. Primero, debemos comprender que la dieta puede dañar y promover la salud dental. Uno de los problemas dentales más comunes que surgen por la nutrición son las caries. Las caries no se desarrollan por casualidad sino que son el resultado de una combinación de factores. Dos de los más influyentes son la erosión del esmalte dental por los ácidos de la dieta y la fermentación bacteriana. Los ácidos alimentarios, presentes en alimentos y bebidas, pueden provocar graves daños al esmalte dental. El esmalte es la cubierta exterior de los dientes, es el tejido más duro del cuerpo humano, pero no es inmune a los ataques de los ácidos. Los ácidos pueden debilitar y desgastar el esmalte con el tiempo, haciendo que los dientes sean más vulnerables a las caries. Algunos alimentos y bebidas ácidos comunes incluyen alimentos cítricos, bebidas carbonatadas, vino, yogur, salsa de tomate e incluso algunas variedades de pescado. Paralelamente, la fermentación bacteriana es otro proceso que puede dañar los dientes. Cuando comes, las bacterias de tu boca fermentan los restos de comida que quedan entre los dientes. Este proceso produce ácidos que, a su vez, pueden dañar el esmalte dental. Los azúcares son especialmente perjudiciales en este contexto porque las bacterias los fermentan muy rápidamente y producen grandes cantidades de ácidos. Para proteger tus dientes se recomienda una buena limpieza dental después de cada comida. Esto ayuda a eliminar los restos de comida entre los dientes y reduce la cantidad de bacterias. El uso de hilo dental, junto con el cepillado, puede ayudar a proporcionar una limpieza más profunda, reduciendo aún más el riesgo de caries. Además, es importante optimizar el aporte ácido-alcalino de la dieta. Un equilibrio de alimentos y bebidas ácidos y alcalinos puede ayudar a neutralizar los ácidos en la boca y prevenir la erosión del esmalte. Algunos alimentos que contribuyen a un ambiente más alcalino en la boca incluyen frutas y verduras, legumbres, nueces y semillas. Recuerde, su dieta puede tener un impacto significativo en la salud de sus dientes. Presta atención a lo que comes y bebes, mantén una buena higiene bucal y busca un equilibrio en tu ingesta ácido-alcalina para favorecer la salud de tus dientes.

Dieta y nutrientes

La alimentación y los nutrientes que consumimos cada día con los alimentos juegan un papel muy importante en la salud de nuestros dientes. Una dieta equilibrada y adecuada es el punto de partida para tener unos dientes fuertes y sanos, y por tanto una boca sana. Para mantener el esmalte dental, elemento fundamental para la protección de nuestros dientes, es necesario realizar un aporte adecuado de calcio y flúor. Buenas fuentes de calcio son los productos lácteos como la leche, el yogur y el queso, pero también las almendras, las semillas de sésamo, la col rizada y las legumbres. El fluoruro, sin embargo, está presente en numerosos alimentos que se consumen diariamente, como pescado, frutas y verduras, y en el agua potable. La integridad de las encías, la parte blanda del tejido que rodea y protege los dientes, depende de una ingesta adecuada de minerales y vitaminas. Por ejemplo, la vitamina C, contenida en los cítricos, los kiwis, los pimientos y las fresas, favorece la salud de las encías al prevenir el sangrado y la inflamación. La vitamina D, por otro lado, ayuda a absorber el calcio y, por tanto, es fundamental para la salud dental: la produce nuestro organismo tras la exposición al sol, pero también está presente en algunos alimentos como el pescado graso. No obstante, es importante considerar que ciertos alimentos pueden favorecer la aparición de problemas dentales. Los alimentos azucarados o ácidos, por ejemplo, pueden erosionar el esmalte dental y favorecer la formación de caries. Lo mismo ocurre con los alimentos demasiado duros o crujientes, que pueden provocar daños en los dientes. Por último, se deben evitar o seguir una adecuada higiene bucal los alimentos que dejan residuos en los dientes, como los caramelos o los chicles. En resumen, una dieta equilibrada y equilibrada, rica en minerales y vitaminas y con un buen aporte de calcio y flúor, combinada con una correcta higiene bucal puede hacernos sonreír sin problemas y durante mucho tiempo. Recuerda siempre que tu salud empieza por la alimentación, y en este caso, por tu boca.

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